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Aslhey: El hogar se lleva en el corazón

Aslhey enciende el teléfono, abre el reproductor de música y suena la canción “En el fogón de mi mamá”. Así comienza la mañana de una madre venezolana que llegó a Colombia sola con sus tres hijos. 

“Me gusta mi tierra, pero lastimosamente no puedo estar allá. Me hace falta, pero por la estabilidad de mis hijos prefiero estar aquí”, cuenta Aslhey quién luego de cuatro años de buscar empleo en el país que la acogió, finalmente, logró acceder a un trabajo formal.  

  Escucha la canción mientras lees su historia. 

Pa’lante es pa’llá  

Aslhey cuenta el momento que vivieron en el programa con la fotografía que sostiene en la mano.

Aslhey cruzó diferentes caminos con sus hijos para llegar a Colombia. Caminaron decenas de kilómetros. Cuando podían tomaban buses en los que se disponían de un solo asiento para los cuatro -por los limitados recursos económicos-, muchas veces Aslhey viajaba de pie con su hijo mayor de ocho años y solo las niñas pequeñas de uno y tres años se sentaban. 

Llegaron a Pamplona, un pequeño municipio a pocas horas de la frontera con su país. Allí ella trabajó de manera informal haciendo el aseo en una casa de familia. Pasado un mes decidieron iniciar su rumbo hacia Bogotá.  

“Yo venía con temor, venía con miedo. No sabía a lo que me iba a enfrentar”; sin embargo, a Aslhey siempre la motivó la esperanza “yo me decía pa’lante’ es pa’llá”, recuerda ahora con una sonrisa. 

Atrás dejó su país, pero todos los días recuerda los colores frescos de su pueblo y los sonidos del arpa que ahora solo escucha a través de su teléfono. 

Informalidad 

Comenzar desde cero en un lugar desconocido no es fácil, pero Aslhey tenía una meta clara: darles un futuro a sus hijos que han crecido: Steven tiene 12 años, Sarai 7, y Maggi de 5. 

Aunque en su país era técnica en farmacia, en Colombia solo lograba trabajos informales como mesera, haciendo oficios de hogar o cocinera en restaurantes “…o lo que me pusieran a hacer” dice.  

En ciudades como Bogotá, la informalidad laboral de personas refugiadas y migrantes continúa siendo preocupante. Al menos 8 de cada 10 personas no cuentan acceso al sistema de seguridad social, según NRC en su informe: Quedarse no Rendirse.  

El trabajo informal puede afectar el acceso a una remuneración justa, al sistema de salud e incluso a un lugar de vivienda digno. 

Con los trabajos informales, Ashley completaba turnos de 12 horas para asegurar que sus hijos tuvieran un plato de comida y un lugar donde dormir, sacrificando el tiempo junto a ellos.  

Con una expresión nostálgica, recuerda que a veces su comida dependía de lo que le daban en los restaurantes y que no siempre se podía asegurar el alimento.  

Tampoco tenían acceso a la salud, ni ella ni sus hijos.  

Ashley se enfrentó a retos que nunca imaginó, pero en el camino fortaleció su resistencia y logró salir adelante gracias a su resiliencia.  

Emprender un nuevo camino está en su ADN 

En el 2023, Aslhey conoció y recibió el apoyo del Consejo Noruego para Refugiados que le bridó asistencia y fortaleció sus capacidades para obtener un trabajo formal.  

Aslhey desconocía el proceso para aplicar a un trabajo en Colombia, cómo presentarse a entrevistas y cómo escribir su currículo.  

Con el programa, Aslhey aprendió habilidades que le ayudaron en procesos de selección, a destacar sus habilidades en una entrevista de trabajo y presentar su hoja de vida. “Lo más importante que aprendí fue a tener confianza en mí, en quién soy”.  

Mientras ella se preparaba, en la ONG se establecieron conexiones con empresas que contratan de manera formal a personas refugiadas y migrantes. 

Finalmente, después de cuatro años en Colombia, Aslhey logró obtener un empleo formal en una compañía textil lo que está mejorando su vida y la de su familia en el país.

Un lazo que la mantiene unida a su país

Aslhey con su uniforme de trabajo en la empresa textil. Foto compartida por la protagonista.

Tener este empleo le revive experiencias buenas del pasado: en Venezuela, su primer empleo de juventud fue en la misma empresa de venta y confección de ropa que hoy es su primer empleo formal en Colombia.   

“Esta empresa, Dugotex, es como parte de mi vida en Venezuela”, cuenta con brillo en sus ojos. 

Ahora, Aslhey puede ir a casa, recoger a sus hijos de la escuela y disfrutar más tiempo con ellos. Toda la familia tiene acceso sistema de salud. 

Haciendo hogar en otro lugar 

Aslhey siempre lleva fotografías de sus hijos en el celular y los muestra con orgullo.  

En sus descansos, escucha esa canción que la hace sentir en su país. Canta la melodía que le recuerda a su abuela y que le da seguridad de que “el sol de mañana brillará más fuerte”.  

Ashley ha encontrado tranquilidad, ayuda a sus hijos con sus tareas, los guía y les habla de siempre soñar en grande.   

Ya no tiene miedo, y siente que puede disfrutar cómo sus hijos crecen en un país que ya no les es ajeno. 

Aslhey habla de sus hijos mientras muestra quiénes son.

Nuevas raíces 

“Quiero estudiar comunicación social, trabajar en una oficina o en algo que me permita ayudar a las personas”, dice Ashley que se siente más segura de sí misma y sueña con seguir creciendo. 

Ella les enseña a sus hijos a querer a Colombia y Venezuela como suyos. 

A veces hace ‘cachapas’ (receta a base de queso y maíz) o ‘quesillo’ (postre de leche con caramelo) para recordarles a sus hijos y a sí misma que a Venezuela la llevan en el corazón. 

Se ríe y ve la mezcla cultural de los dos países cuando sus hijas menores y su hijo mayor discuten si usar palabras colombianas o venezolanas para las cosas como ‘trapero’ o ‘coleto’. 

Desde el Consejo Noruego para Refugiados (NRC), una ONG internacional y sin ánimo de lucro, seguimos trabajando gracias a la financiación del Bureau for Humanitarian Assistance (BHA de USAID) para que más mujeres migrantes cabezas de hogar tengan una experiencia como la de Aslhey y puedan obtener una oportunidad de empleo formal en Colombia. Nuestro proyecto de ADN Dignidad seguirá llegando a cientos de personas refugiadas y migrantes para mejorar su calidad de vida. 

ADN Dignidad 

ADN Dignidad, es un programa de ayuda humanitaria con el que brindamos asistencia humanitaria a la población vulnerable migrante proveniente de Venezuela, población colombiana retornada y en comunidades de acogida para que accedan a bienes y servicios básicos que contribuyan a aliviar sus necesidades y promuevan su integración en la sociedad colombiana.  

Nuestro objetivo es proteger y salvar vidas, aliviar el sufrimiento humano y reducir los impactos sociales y económicos de la situación en Venezuela sobre poblaciones vulnerables. 

El programa es implementado por Acción contra el Hambre, el Consejo Danés para Refugiados (DRC) y el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) con financiación de la Oficina para la Asistencia Humanitaria de USAID (BHA)

Colombia: Necesidad urgente de ayuda humanitaria por escalamiento de confinamiento en Segovia, hay alrededor de 3.500 personas confinadas

Tras los enfrentamientos en el nordeste del departamento de Antioquia, el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) hace un llamado urgente a los actores armados para que tomen medidas concretas que pongan fin a los confinamientos de las comunidades y garanticen el acceso de los actores humanitarios para brindar asistencia.

“Las familias confinadas están viviendo un ciclo de zozobra y temor permanente, sin poder moverse libremente y sin acceder a servicios o bienes básicos como alimentación, educación o salud. Reiteramos nuestro llamado para que todas las partes del conflicto acuerden poner fin a estas prácticas y respeten el Derecho Internacional Humanitario”, dijo Giovanni Rizzo, director país NRC Colombia.

En las primeras semanas de 2024, una serie de enfrentamientos provocó un aumento drástico de personas confinadas en el municipio de Segovia, cerca de 3.500 personas han sido obligadas a permanecer en sus hogares. Esta práctica utilizada en varias áreas de Colombia es realizada por actores armados no estatales para ejercer control sobre los territorios y comunidades enteras, violando el derecho de las personas a circular libremente.

En los recientes eventos, grupos armados han confinado a las comunidades de Rancho Quemado, El Aguacate, La Manuela, Arenales y la comunidad indígena Tagual La Po, según datos preliminares de OCHA y autoridades locales. Estas comunidades también enfrentan amenazas a la seguridad.

La comunidad indígena Tagual La Po ha sido especialmente afectada por el conflicto durante un período prolongado, está confinada desde junio de 2023. La continuidad del conflicto armado en el departamento de Antioquia está relacionada con la creciente inestabilidad en los departamentos de Bolívar y Antioquia.

A pesar del acuerdo de paz firmado en 2016 y los avances logrados en las negociaciones actuales, el conflicto armado en Colombia continúa sin dar tregua en varias zonas del país. Con frecuencia se denuncian confinamientos forzados de comunidades rurales, que a menudo duran meses.

«La situación en Segovia no es un hecho aislado. Los confinamientos forzados continuaron incrementándose en el 2023 y no hay indicios de su disminución en el 2024. Las comunidades remotas que soportan las devastadoras repercusiones de estas restricciones de movimiento merecen el restablecimiento inmediato de sus derechos a la protección y la asistencia humanitaria», dijo Rizzo.

Colombia: miles de nuevos desplazados

Considerando que 3.000 personas se han desplazado en el Pacífico colombiano, durante las primeras dos semanas de enero, el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) hace un llamado a las autoridades para que intensifiquen el apoyo a las víctimas de desplazamiento masivo y confinamiento en los territorios afectados por el conflicto armado.  

“Me preocupa ser testigo de cómo miles de mujeres, hombres y niños que viven en zonas remotas de Colombia se enfrentan a nuevas oleadas de desplazamiento, violencia y confinamiento forzoso en el inicio de este año. Hacemos un llamado a las autoridades, particularmente a las y los alcaldes y gobernadores recientemente posesionados en la región del Pacifico, para que continúen con su obligación de brindar ayuda a las víctimas del conflicto armado”, dice Giovanni Rizzo, director país NRC Colombia.  

En los primeros quince días de 2024, medios de comunicación y lideres comunitarios han informado sobre hechos violentos y altamente preocupantes en la región. Según datos preliminares de las autoridades locales y de OCHA, el escalamiento del conflicto en la zona obligó a más de 3.000 personas a huir de sus hogares y otras 10.000 permanecen confinadas en sus casas -método utilizado por los grupos armados para controlar los territorios-.  

“Estas comunidades vulnerables no deben ser abandonadas. Las autoridades deben proporcionar a las comunidades el acceso a la ayuda humanitaria tan necesaria para salvar vidas y a los servicios esenciales, como la educación y la salud. Todas las partes en el conflicto deben rendir cuentas de sus actos”, declaró Rizzo. 

En los municipios de Olaya Herrera y Samaniego en el departamento de Nariño, enfrentamientos armados obligaron a huir a más de 3.000 personas. Los medios de comunicación también informaron de desplazamientos masivos en el departamento de Valle del Cauca. Además, en el departamento de Chocó, más de 9.000 personas fueron confinadas desde noviembre de 2023 debido a enfrentamientos armados y amenazas de muerte a civiles. La situación también es preocupante en el municipio de Juradó, donde más de 1.000 personas permanecen confinadas en su propio territorio. 

«La esperanza de paz entre las comunidades que luchan por llevar una vida normal y libre de violencia debe garantizarse en la aplicación de los acuerdos de las actuales negociaciones de paz, incluido el compromiso de respetar el derecho internacional humanitario», declaró Rizzo.

Ecuador: las fronteras deben permanecer accesibles para quienes necesitan de protección internacional.

El Consejo Noruego para Refugiados (NRC) expresa su solidaridad con Ecuador por las dificultades que está enfrentando y reitera su profundo rechazo frente a cualquier forma de violencia.

“Es fundamental que la paz no sea amenazada por un escalamiento de la violencia y que se proteja a toda la población”, afirma Giovanni Rizzo, director país de NRC.

En el actual contexto, la organización insta al Gobierno Nacional a asegurar que las recientes medidas, “con el fin de evitar y controlar el ingreso de individuos que constituyan una amenaza o riesgo para la seguridad pública”, no afecten el acceso al país de las personas que buscan protección internacional en Ecuador.

Cualquier medida que emita el Gobierno, a partir de la declaración de conflicto armado interno, debería continuar garantizando el debido proceso para personas solicitantes de refugio que ha caracterizado a Ecuador. Prevenir la expulsión de personas solicitantes de refugio, que cuenten o no con la documentación para ingresar al país, es una labor que debería seguir siendo realizada por todo el personal con formación en tareas de gestión migratoria fronteriza.

De acuerdo con Naciones Unidas, Ecuador acoge a más de 580.000 personas forzadas a huir de sus hogares y confiamos que el país continúe siendo un líder regional y solidario con las personas refugiadas y migrantes.

“El costo de las acciones de los grupos criminales no debe ser pagado por las personas más vulnerables y menos protegidas”, afirma Giovanni Rizzo.

La comunidad internacional y los donantes también deberían incrementar su apoyo humanitario en Ecuador para promover la integración de las personas refugiadas y de las comunidades que les acogen. Hoy, el plan de respuesta humanitario (2023-2024) para asistir a personas refugiadas y migrantes está desfinanciado. Solo el 9% de los recursos para atender las necesidades de la población refugiada, migrante y sus comunidades de acogida han sido recibidos y reportados por actores humanitarios en Ecuador.

Consorcio MIRE+: ayuda humanitaria y recuperación temprana

MIRE+ es la evolución del consorcio de tres organizaciones humanitarias que brindan asistencia a poblaciones afectadas por desplazamientos masivos y confinamientos como consecuencia del conflicto armado en Colombia.  

Nuestra experiencia en el contexto colombiano y presencia en todas las regiones del país nos permite:

  • Recopilar información oportuna y precisa
  • Analizar de la situación humanitaria
  • Coordinar eficazmente y complementar la respuesta de las autoridades locales, nacionales y otras organizaciones humanitarias.
  • Promover un impacto integral y multisectorial en las comunidades.

Trabajamos para:

  • Brindar ayuda humanitaria rápida a comunidades recientemente desplazadas o confinadas en cualquier lugar de Colombia.  
  • Complementar la asistencia de las autoridades nacionales y locales para que las personas accedan a educación, agua, alimentación y más servicios durante la emergencia.
  • Contribuir a que las comunidades reciban ayuda integral que les permita transitar de la emergencia hacia soluciones duraderas

Desde el inicio, hemos respondido de manera conjunta a 136 emergencias.

Como consorcio MIRE+ conectamos a comunidades afectadas por el conflicto con organizaciones no gubernamentales, agencias de las Naciones Unidas, donantes, autoridades locales y nacionales.

Somos el mecanismo de respuesta rápida más grande de Colombia y uno de los únicos mecanismos en el mundo para materializar el triple nexo entre la asistencia humanitaria, el desarrollo y la construcción de paz.

Socios:

Financiado por:

Nuestros sectores:

Respuesta MIRE+:

Aprender para enseñar

“Cuando sea grande quiero ser profesora de matemáticas”. Angélica Romero, 13.

Angélica Romero, de 13 años, afirma tener claro su futuro, “quiero ser profesora de matemáticas”.

Angélica hace parte de la comunidad indígena Yukpa que, hace casi una década, se desplazó desde la Sierra del Perijá en Venezuela hacia Colombia en busca de oportunidades.

Hoy, ella es una estudiante destacada y está dispuesta a hacer todos los esfuerzos necesarios para que su cultura no se extinga. Su prioridad es enseñar lo aprendido.

Durante 2023 Angélica cursó y aprobó tercer grado en la institución educativa Simón Bolivar en Cúcuta, Colombia.

En los brazos de su madre

Angélica llegó a Colombia en los brazos de su madre, Rubia Romero, quien junto a otras familias Yukpa decidieron caminar cientos de kilómetros hacia Colombia. Desde entonces han habitado en un asentamiento informal en Cúcuta, ubicado bajo el puente fronterizo Francisco de Paula Santander, a orillas del río Táchira.

Venezuela lleva aproximadamente una década en una crisis económica. Durante años, las personas venezolanos han enfrentando retos, tratando de alimentar a sus hijos con salarios bajos, con retos en el acceso a servicios de salud, esperando horas para conseguir gasolina y poder ir al hospital o al mercado. Como resultado y de acuerdo con cifras de Naciones Unidas más de 7 millones de personas venezolanas han abandonado el país desde 2014.

A los 9 años, Angélica enfrentó problemas de salud como consecuencia de una caída y un golpe muy fuerte que afectó su cuerpo. Su madre, Rubia, buscó por todos los medios atención médica urgente. A pesar del pronóstico médico adverso, Angélica se recuperó con el cuidado de su madre.

La superación del desplazamiento y de su delicada situación de salud han sido unas de las motivaciones más importantes para que Angélica continúe y se dedique a la educación.

Angélica participa y se destaca en demostraciones matemáticas en su colegio.

A pesar de los retos que enfrenta en la vida y la situación de pobreza en la comunidad, Angélica se destaca en sus estudios en Colombia, recibiendo menciones de honor por su excepcional rendimiento académico, especialmente en matemáticas; logros que su mamá valora como un triunfo en medio de adversidad.

Angélica recibió dos reconocimientos por excelencia académica en 2023.

El deseo entusiasta de Angélica de convertirse en profesora de matemáticas es un ejemplo de su empeño por aprender y desear lo mejor para su comunidad. Su madre, Rubia, la alienta con orgullo y dice que su hija es una inspiración para su etnia.

«Tú vas a ser profesora, vas a ser lo que tú quieras», le asegura Rubia a su hija Angélica.

La vida en Colombia para Angélica y la comunidad indígena Yukpa ha sido una historia de adaptación y persistencia. Rubia, madre de 12 hijos y abuela, vive con sus dos hijas menores, Rosmeri y Angélica y con sus nietos. A pesar de la separación familiar causada por el desplazamiento, Rubia trabaja incansablemente para mantener unida a su familia respaldando a sus hijos mayores en Venezuela y buscando un futuro mejor para sus hijas y nietas en Colombia.

Rubia Romero alienta a sus hijas Rosmeri y Angélica a seguir estudiando.

Una educación que brinda esperanza

La estrategia educativa intercultural Yukpa, que fomenta el Consejo Noruego para Refugiados, promueve que el conocimiento académico y los saberes ancestrales de la comunidad Yukpa hagan parte de un mismo plan de estudios. Para Angélica, esta metodología es esencial, ya que le permite adquirir conocimientos convencionales y también fortalecer sus raíces culturales, estudiando asignaturas como lengua materna, ética étnica, historia e identidad, arte, danza, artesanías, espiritualidad y valores culturales.

Vitalia León es la etnoeducadora especializada en educación intercultural bilingüe que acompaña a casi cien niñas y niños Yukpa con esta estrategia.

«Es fundamental que las niñas y niños Yukpa puedan aprender en un entorno que respete y valore sus raíces culturales. Que puedan desarrollarse académicamente, pero orgullosos de su identidad indígena», dice Vitalia Romero, etnoeducadora en el Consejo Noruego para Refugiados.

Vitalia es tutora del Consejo Noruego para Refugiados y ha apoyado la creación del plan de estudios de la estrategia educativa intercultural Yukpa.

Este modelo ha logrado transmitir esperanza a cientos de niños y niñas de la etnia Yukpa para que continúen con su educación.

El camino que viene

La historia de Angélica es un testimonio de resistencia y determinación, donde la educación intercultural y el apoyo de su familia y comunidad se unen para fortalecer el camino hacia un futuro mejor. A través de la integración de conocimientos tradicionales y académicos, Angélica es un ejemplo de preservación de su cultura mientras busca nuevas oportunidades educativas y personales.

Los deportes, la danza, el canto y los juegos con sus amigos son otras de las motivaciones de Angélica en la escuela.

«Angélica llega contenta de la escuela y está bien, tiene que aprender, tiene que echar pa’ adelante», enfatiza Rubia Romero.

Para la comunidad indígena Yukpa es esencial fortalecer aún más esta iniciativa educativa intercultural para garantizar que cada vez más niños y niñas Yukpa puedan acceder a una educación de calidad respetuosa de su cosmovisión y adecuada en Colombia.

Angélica es clave en este proceso, ella es una protagonista destacada de la estrategia educativa intercultural Yukpa que motiva a otros menores de edad a estudiar y aprender, por eso está dispuesta dedicar tiempo y esfuerzo para que otros menores de edad se unan a una educación ajustada a sus necesidades.

Niñas y niños migrantes indígenas yukpa de la Sierra de Perijá en Venezuela, estudian en Colombia.

Esta es una iniciativa del Consejo Noruego para Refugiados en Colombia articulada con la secretaría de educación departamental del Norte de Santander desde 2020, para garantizar el derecho a la educación de calidad y pertinente para más de 100 niñas y niños Yukpa. Ellos serán el futuro de una etnia que no quiere desaparecer.

Manifiesto juvenil: foro mundial de refugiados 2023

Jóvenes desplazados y refugiados de varios países del mundo alzan sus voces en un manifiesto pidiendo acciones efectivas para el ejercicio de sus derechos en materia de educación y trabajo digno en el marco del Foro Mundial de Refugiados 2023.

Cinco cosas que debes saber sobre las mujeres que no tiene libertad de movimiento en Colombia

En Colombia, miles de mujeres indígenas son obligadas a permanecer en sus casas o territorios; quedan atrapadas en el medio del fuego cruzado, no pueden moverse libremente por la utilización de minas antipersonal en sus resguardos o por las amenazas e intimidaciones contra ellas y sus familias. Sufren en silencio porque sus vidas están en riesgo, pero son un ejemplo de resiliencia.  

Esta es una realidad difícil que afecta especialmente a comunidades étnicas: indígenas y afrocolombianas. El confinamiento contribuye negativamente a la supervivencia de su cultura y sus comunidades. 

Entre enero y septiembre de 2023, más de 500.000 personas no han podido moverse libremente en su territorio debido al conflicto armado. Muchas de ellas son mujeres. 

Esto es lo que debes saber sobre las mujeres indígenas que no tienen libertad de movimiento en Colombia: 

Una mujer confinada seca la ropa en su ventana. Foto: Elegante Lab / NRC

#1: Las mujeres están atrapadas en sus hogares:

Los grupos armados no estatales utilizan el confinamiento como una estrategia para ejercer control sobre la población, el territorio y las economías ilícitas. Las mujeres y sus familias se enfrentan a amenazas, homicidios, violencia sexual, violencia armada, minas antipersonal e imposición de horarios de entrada u salida de sus hogares que tienen como finalidad restringir su movilidad. 

En las comunidades indígenas, las mujeres tradicionalmente se dedican a la siembra, a recoger sus alimentos en sus cultivos, a cortar leña para la preparación de sus alimentos y a lavar la ropa o los trastes a la orilla del río. Pero cuando se restringe su movilidad, estas actividades se detienen. Las mujeres tienen quedarse en sus hogares, sobrevivir con los alimentos que tienen y si alguien de su familia se enferma, no pueden visitar un centro de salud. 

Es como si ellas y sus familias estuvieran atrapadas en sus hogares. 

#2: La violencia sexual aumenta

Además de las limitaciones para moverse libremente en su territorio, las mujeres indígenas también están en riesgo de violencia sexual por parte de los actores armados.

“Para las mujeres ya no es como antes. Las mujeres eran las que conseguían el plátano y la leña en el monte, pero ahora ya no hacen eso porque son las que más corren riesgo. Qué tal si las encuentran por allá [personas armadas] las violan, las intimidan, por eso se están encerrando en la casa” dice Criselina, una mujer indígena confinada.

#3: La educación se suspende

El confinamiento también detiene la educación. Las niñas y adolescentes no pueden ir a la escuela. La continuidad de sus estudios se interrumpe durante días o meses; en algunos casos las niñas dejan sus salones de clase de manera indefinida. 

Además de las restricciones, en algunos territorios, los grupos armados también usan las escuelas con fines militares. Esto incrementa los riesgos de accidentes con los explosivos y otros remanentes de guerra que son dejados cerca de los espacios educativos.  

El Gobierno colombiano se adhirió a la Declaración de Escuelas Seguras en noviembre del 2022 y se comprometió a mejorar la protección a estudiantes, el personal y los establecimientos educativos. La Declaración tiene como objetivo garantizar la continuidad de la educación en emergencias y disuadir el uso de las escuelas por parte de grupos armados no estatales. La implementación de esta declaración salvará vidas. 

La comunidad se reúne para recibir asistencia de NRC. Foto: Elegante Lab / NRC

#4: Los derechos básicos son negados

Las mujeres indígenas en su mayoría viven en las zonas rurales alejadas y apartadas del país donde hay escasa o nula presencia del Estado. Lo que se convierte en uno de los factores que no permite que muchas mujeres accedan a la justicia. Además, las mujeres a menudo enfrentan la barrera idiomática y el desconocimiento sobre sus derechos. 

En algunas comunidades indígenas que han sido confinadas, el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) ha identificado que las mujeres no pueden acceder a sus derechos de salud o educación. Las mujeres necesitan información que les ayude a promover la prevención de violencias basadas en género y para acceder a asistencia y protección.

#5: La cultura tradicional se está perdiendo

Las mujeres indígenas son reconocidas por preservar y transmitir los valores y conocimientos ancestrales a sus comunidades. Su conexión con la tierra es fundamental para su cultura y para la pervivencia de sus pueblos, pero este rol está siendo amenazado por los confinamientos. Cuando las mujeres son obligadas a permanecer en sus casas, cumplir con la labor de ser protectoras y guardianas de su cultura se vuelve casi imposible. 

No pueden usar sus espacios comunitarios. Las danzas, los cantos y los rituales, son reemplazados por el silencio del encierro. Las pinturas faciales y corporales ya no se reflejan, porque recoger el fruto del árbol de Jagua de donde extraen la tinta negra, es sinónimo de peligro. Tampoco pueden brindar enseñanzas y aprendizajes a los miembros más jóvenes sobre los cultivos o los espacios naturales que solían recorrer. 

Según la Corte Constitucional, el confinamiento es considerado como una forma de abandono, ya que impide a la comunidad y al individuo, incluyendo a la mujer, al goce de la totalidad del territorio. 

La ropa se seca, pero los miembros de la comunidad tienen miedo de salir de sus casas. Foto: Elegante Lab/NRC

NRC hace un llamamiento al Gobierno colombiano y a los grupos armados para que acuerden poner fin al confinamiento forzado y armado como parte de las actuales negociaciones de paz. También hacemos un llamado para que garanticen la protección de la población civil, incluidas las mujeres indígenas.

El derecho internacional humanitario (DIH) brinda protección a las mujeres en medio de un conflicto armado, en particular contra la violación, la prostitución forzada y cualquier forma de violencia sexual.

Colombia: La paz sigue siendo esquiva para decenas de miles de personas atrapadas por los grupos armados

Siete años después del histórico acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), comunidades enteras en áreas rurales siguen atrapadas en un ciclo interminable de conflicto y confinamientos. El Consejo Noruego para Refugiados (NRC) solicita insistentemente a los grupos armados a que pongan fin a las estrategias de confinamiento, permitiendo a la población recuperar derechos fundamentales y servicios esenciales.

«Imagine la angustia de enfrentarse a amenazas constantes de hombres armados que lo encierran en su casa o en su territorio, soportando este calvario día tras día, año tras año. Las restricciones impuestas a la libertad de movimiento de los civiles violan claramente el Derecho Internacional Humanitario, que todas las partes involucradas en el conflicto en Colombia deben respetar», dijo Giovanni Rizzo, director de NRC en Colombia.

«Hacemos un llamamiento urgente al Gobierno de Colombia para que continúe atendiendo el prolongado abandono que sufren numerosas comunidades rurales, a las que se priva injustamente de derechos fundamentales como el acceso a la educación, la libre circulación por sus territorios y el cultivo de sus cosechas. Además, instamos a la comunidad internacional a que refuerce sus esfuerzos para apoyar las crecientes necesidades humanitarias en Colombia».                                   

A pesar del acuerdo de paz, al menos 58.000 personas que viven en zonas remotas siguen confinadas por actores armados no estatales y grupos criminales. En algunas regiones, el conflicto se ha recrudecido desde el desarme de las FARC, ya que otros grupos armados no estatales se han hecho con el control de zonas estratégicas, recursos naturales y rutas clave para el contrabando de economías ilícitas.

El control sobre las poblaciones se traduce en dominio sobre el territorio y las economías ilícitas. Los actores armados no estatales emplean tácticas como las amenazas, las minas terrestres, los asesinatos, la violencia sexual, la violencia armada y los toques de queda para restringir la movilidad en zonas donde no hay presencia del Estado. Las comunidades indígenas y afrocolombianas son algunas de las más afectadas.

Felipe, un indígena del occidente de Colombia, describe la precaria situación de la zona donde vive: «Nuestra comunidad está rodeada por el conflicto. La gente tiene miedo, no van al monte [a cultivar], no van a cazar, no van al río a pescar. Nos quedamos en casa todos los días, sin salir de la comunidad. Esta no es la paz que esperábamos».

Mientras que decenas de miles de personas permanecen físicamente confinadas, la alarmante cifra de 537.000 personas no pueden moverse libremente dentro de su zona debido al conflicto armado, y tienen restringido el acceso a servicios esenciales como alimentos, agua, atención sanitaria y educación. Esta situación se ve agravada por la limitada presencia del Gobierno y la insuficiente respuesta humanitaria en las zonas afectadas por el conflicto.

Ecuador: asistimos a más de 10,000 personas refugiadas y migrantes en tránsito.

Ecuador es un país de tránsito y destino para población refugiada y migrante. En 2022, más de 252.000 personas refugiadas y migrantes venezolanas cruzaron por la ruta migratoria de Ecuador. Entre enero y agosto de 2023, la cifra estimada de personas en tránsito por las fronteras norte y sur de Ecuador superó las 394.000, de acuerdo a las cifras del Grupo de Trabajo para Población Refugiada y Migrante (GTRM) en Ecuador.

Las personas en tránsito que buscan protección internacional o ayuda humanitaria tienen dificultad para acceder a alimentos, agua segura para el consumo, un lugar donde descansar o atención médica a lo largo del camino.

Cientos de personas en tránsito, incluyendo niñas, niños y adolescentes, están expuestas a riesgos de seguridad como robo, extorsión, secuestro y otras formas de violencia. Las niñas, niños y adolescentes son más vulnerables a todo riesgo de protección.

Las condiciones climáticas y la desinformación sobre los países de tránsito y acogida hacen más difícil el trayecto.

Por estas razones, el Consejo Noruego para Refugiados (NRC por sus siglas en inglés), instaló un punto de atención que ofrece información y referencia para acceso a servicios a lo largo de toda la ruta migratoria en Ecuador.

Además, NRC provee de acceso a agua segura, servicios de higiene como lavamanos, duchas de agua caliente y baterías sanitarias.

Este punto de atención está localizado en la comunidad de Julio Andrade, cerca de la frontera entre Ecuador y Colombia, como un lugar estratégico para atender a las personas en tránsito que ingresan o salen por distintos puntos de la frontera entre ambos países.

El punto de atención instalado en la carretera cuenta con servicios de duchas calientes y baterías sanitarias, además se brinda información sobre cómo acceder a derechos y servicios. Karen Dávila / NRC.

Ente julio de 2022 y octubre de 2023, se asistió un total de 10,072 personas. De esta cifra, el 83% de personas atendidas provienen de Venezuela, el 15% de Colombia, el 1% de Ecuador y 1% de otras nacionalidades.

Personas atendidas según su nacionalidad y género.

El 90% de las personas atendidas manifestaron haber ingresado recientemente a Ecuador (9.072 personas), de esta población, de esta población, el 81% expresó que se dirigen hacia países del sur de la región como Perú y Chile, mientras un 19% expresó que Ecuador es su país de destino.

País de destino de las personas asistidas de reciente ingreso a Ecuador.

Por otro lado, el 10% de las personas atendidas reportaron estar saliendo de Ecuador con dirección a la frontera norte (1.000 personas) y los principales países de destino que mencionaron son Venezuela, Colombia y Estados Unidos.

País de destino de las personas que están saliendo por la frontera norte de Ecuador.

“Tomé una ducha después de muchos días de caminata, como voy de paso, no tengo conocidos que me ayuden y lo más difícil del viaje es dormir en el frío, la lluvia y el peligro”, dijo Ronaldo, quien recibió asistencia de NRC en el punto de atención ubicado en Julio Andrade. Karen Dávila / NRC.

Este punto de atención dignifica a las personas refugiadas y migrantes.

“Más allá de una asistencia puntual, cuando las personas llegan con cansancio, tensión y preocupaciones, encuentran un lugar seguro donde sus necesidades son escuchadas y sus inquietudes resueltas”, dice Johana, movilizadora de NRC. Para ella, este espacio les permite reconfortarse, recuperar energía y atender sus necesidades básicas.

“Cuando las personas reciben nuestra información, son más conscientes de los riesgos, toman decisiones más informadas, piensan mejor cómo afrontar su viaje o esperan para evitar exponerse, muchas de ellas encuentran contención emocional expresando sus necesidades”, afirma Johana.

De acuerdo con la información recogida de las atenciones en este punto, las necesidades más urgentes de la población en tránsito son el acceso a alimentación, alojamiento, transporte y servicios de higiene gratuitos; además están expuestos a riesgos de seguridad como trata de personas, extorsión, robo, amenazas, violencia de género, xenofobia y otras formas de violencia.

Familia venezolana que recibió asistencia en el punto de atención.

Emily y Raizon son padres de familia venezolanos que se dirigen al sur junto a sus tres hijos: “salimos con un poco de ropa y 100 dólares en el bolsillo”, recuerda Raizon, quien sueña con poner un negocio de comida para reunir recursos y facilitar el transporte de su madre, quien está en Venezuela: “Ni siquiera me pude despedir de mi mamá, me habría gustado darle un abrazo y no lo pude hacer”, dice con nostalgia.

Los hijos de Emily y Raizon: Mariangel, Moisés y Ángel, también accedieron a servicios de higiene, en el Punto de Atención e Información de Julio Andrade, NRC habilitó un espacio infantil y baños familiares con un enfoque de protección y género. Karen Dávila / NRC.

Por su parte, Yessenia, Luis y su hija, Yulismar, piensan que la necesidad más urgente en su camino ha sido acceder a alimentos. Ellos tienen intención de quedarse en Ecuador, regularizarse y trabajar. La familia accedió a información sobre cómo llegar a su ciudad de destino y acceder a estadía legal; también utilizaron los servicios de higiene y agua segura del punto de atención.

“Hemos caminado trayectos tan largos sin tomar agua y en el camino nos cobraban para tomar una ducha; pero no tenemos dinero para eso, no conocemos a nadie que nos quiera prestar una ducha o brindarnos un vaso de agua”, dijo Yessenia, madre de familia que recibió los servicios de NRC en Julio Andrade. Karen Dávila / NRC.

Humanizando la atención a la población en tránsito

Los servicios que se brindan en este punto a personas en tránsito se complementan con los puntos de atención que NRC tiene en los terminales terrestres de buses en Quito, Guayaquil, Santo Domingo y Lago Agrio y con el punto de atención al sur del país, en la ciudad de Huaquillas, ubicada en la frontera con Perú.

El Consejo Noruego para Refugiados trabaja para brindar respuesta en emergencia y apoya a la población refugiada y migrante para que cubra sus necesidades básicas durante su tránsito por Ecuador, así como ofrece otros servicios para las personas que deciden establecerse en el país apoyándoles para que accedan a sus derechos.

Colombia: las emergencias recurrentes continúan

Declaración pública

Giovanni Rizzo, director del Consejo Noruego para Refugiados (NRC):

Mandatarios elegidos, el pasado domingo en Colombia, deben ser parte de la solución en la atención a las emergencias relacionadas con el conflicto armado en el país.

Desde la firma del acuerdo de paz hasta septiembre de 2023, en promedio, cada dos días se reportó un desplazamiento masivo o confinamiento en Colombia, de acuerdo con la información de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos humanitarios (OCHA).

El número de víctimas de desplazamientos masivos y confinamientos se cuadriplicó en el año 2023 comparando con el 2017, cuando inició la implementación del acuerdo de paz.

A pesar de los recientes esfuerzos para desescalar el conflicto y lograr una paz duradera, todas las víctimas necesitan ser atendidas a tiempo y de manera efectiva.

Es preocupante que presupuestos municipales o departamentales sigan siendo insuficientes para atender la realidad de las emergencias recurrentes causadas por el conflicto armado.

Nuestro nuevo reporte: “más acciones, menos obstáculos”, identifica que víctimas en áreas rurales deben esperar meses o años para recibir una respuesta inmediata o de emergencia. Esta situación no solo es contraria al espíritu y obligaciones descritas en la Ley de Víctimas, sino que carece de solidaridad y humanidad. 

Hago un llamado para que todas las nuevas autoridades departamentales y municipales identifiquen y garanticen los recursos humanos y financieros adecuados en sus planes de desarrollo. Solo así lograremos no dejar a ninguna víctima atrás.

La atención en emergencias debe ser priorizada y en el enfoque en la atención a comunidades rurales, alejadas y con emergencias recurrentes es urgente.

En cada uno de estos municipios: Roberto Payán, Tumaco, Buenaventura, Olaya Herrera o Magüí Payán se reportaron desplazamientos masivos cada 60 días desde la firma del acuerdo de paz.

La situación sigue siendo alarmante en los departamentos de Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Chocó, Arauca, Antioquia y Norte de Santander. 

En un país con emergencias recurrentes, como consecuencia del conflicto armado, el compromiso con las víctimas y la solidaridad de los nuevos mandatarios será vital.

En el 2024, debe ser posible superar el Estado de Cosas Inconstitucionales, emitido por la Corte Constitucional hace casi 20 años, para garantizar una respuesta efectiva y a tiempo a las víctimas de desplazamientos masivos y confinamientos en el país. La responsabilidad debe ser compartida.

Líderes en riesgo: Ángela se negó a traicionar a su comunidad

Ángela trabajó con jóvenes en su comunidad durante 14 años hasta que, una noche, hombres armados entraron a su casa. «Querían que les entregara a todos los jóvenes de mi grupo para llevarlos a la guerra», dice Ángela.

Ella y su esposo se negaron.

Los hombres armados les dieron dos opciones: huir o morir.

Un territorio en guerra

«Vengo de una zona violenta, donde se escucha constantemente gritos de ‘no me maten'», explica Ángela.

Ella es de una zona costera donde las personas viven en palafitos (casas construidas sobre pilares de madera sobre el agua). Aquí, se construyeron las primeras casas donde grupos armados torturan, matan, desmiembran y «desaparecen» a sus víctimas.

«Arrojan los cuerpos al agua debajo de las casas. Si ves un cadáver flotando bajo tu casa, no puedes decir nada», dice Ángela.

Además, los grupos armados crearon «fronteras invisibles»: divisiones imaginarias donde ejercen control sobre un vecindario o un lugar específico. Las personas no pueden moverse libremente y sus vidas están en peligro si cruzan estas fronteras invisibles sin permiso.

Minutos para huir

Ángela y su esposo huyeron una madrugada bajo la lluvia con sus tres hijas pequeñas. Tomaron un taxi y se escondieron en un vecindario lejos de su hogar, pero aún cerca de la violencia: «Sales de una zona de violencia para refugiarte en otra zona de violencia», explica Ángela.

Al día siguiente, cuando salió el sol, huyeron de su comunidad y nunca regresaron. Dejaron casi todo atrás.

«Salir de mi territorio es como un aborto, es como sacar al bebé del vientre de su madre. Porque me sacaron de mi tierra a un lugar que no conozco», explica.

Un viaje en busca de protección

Ángela tuvo que dejar casi todo atrás y se vio obligada a huir de su país para proteger su vida y la de su familia. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz en Colombia, desde la firma del Acuerdo de Paz hasta abril de 2023, aproximadamente un líder comunitario ha sido asesinado cada tres días en el país.

Cuando llegaron a Ecuador, un amigo de su esposo los recibió.

«Gracias a él, no tuvimos que dormir en la calle. Nos acogió y nos alimentó durante varios días», recuerda.

Ángela, su esposo y sus tres hijas empezaron sus vidas de cero en Ecuador, luego de ser víctimas del conflicto armado y la violencia en Colombia. Foto: Karen Dávila/NRC.

Después de unos meses, Ángela y su esposo comenzaron a reconstruir sus vidas desde cero, vendiendo jugo de coco en la calle. Pero según Ángela, esto es solo el comienzo: “me gustaría tener un restaurante y vender artesanías hechas de cáscaras de coco”.

Ella y su familia recibieron asistencia financiera y alimentaria del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), además de acceso a información, orientación y asistencia legal.

Hoy forman parte de los más de 74,000 personas colombianas reconocidas como refugiadas en Ecuador. Hasta diciembre de 2022, más de 198,000 personas de nacionalidad colombiana solicitaron el estatus de refugiado en Ecuador, país que actualmente brinda asilo al mayor número de personas refugiadas colombianas en el mundo.

Para Ángela, ser reconocida como refugiada es significativo y abre muchas puertas: “’Me ha permitido iniciar un negocio, abrir una cuenta bancaria y solicitar un préstamo”, dice.

Ángela y su familia recibieron asistencia de NRC, y ahora son reconocidos como refugiados en Ecuador. Foto: Karen Dávila/NRC

La Colombia de sus sueños

«A veces quisiera regresar a Colombia, pero no quiero arriesgarme a dejar a mis hijas sin madre ni padre», dice Ángela. Ella desea seguir trabajando mano a mano con su comunidad, dando charlas sobre igualdad de derechos y prevención de violencia de género hacia las mujeres, como solía hacer antes de ser forzada a huir.

Ángela cree que, para lograr una cultura de paz en su país, debe haber un cambio fundamental, comenzando por los niños: «Toda la violencia en Colombia está amenazando nuestra cultura, y nuestros niños están creciendo sin el entorno seguro que merecen», lamenta.

Ella continúa persiguiendo su pasión desde su hogar en Ecuador, enseñando a sus hijas que pueden trabajar por su comunidad en el país que les acoge. También les recuerda que, aunque están lejos de casa, siempre deben llevar a su territorio en sus corazones porque, algún día, cuando crezcan, podrán regresar a Colombia y cumplir sus sueños.»

Colombia: uso abusivo y deliberado de la imagen de organización humanitaria en el Catatumbo

El Consejo Noruego para Refugiados (NRC) organización humanitaria internacional, que actúa bajo los principios del Derecho Internacional Humanitario, alerta sobre el uso abusivo y deliberado de su logo en un vehículo no oficial de la organización que fue visto el día de ayer en el municipio de Tibú, en el Catatumbo.

La organización recuerda que el uso del logo de NRC tiene que ser respetado en todas las circunstancias y no puede ser usado de manera abusiva. Intentar suplantar a un organismo humanitario es un delito.

“El respeto de la imagen de la organización, como un signo humanitario, nos permite a todos los trabajadores y trabajadoras de esta organización acceder a las zonas más afectadas por el conflicto armado y llevar a cabo nuestras actividades de asistencia a las víctimas”, afirma Giovanni Rizzo, director de país de NRC.

El Consejo Noruego para Refugiados es una organización neutral e imparcial, y basa su operación en la confianza de todas las partes en conflicto para llevar a cabo su acción humanitaria. El uso no autorizado de su logo pone en riesgo la operación.

Anualmente la organización brinda asistencia humanitaria a cerca de 45.000 personas con necesidades humanitarias en el departamento de Norte de Santander.


Nota para los editores:

  • Para más información contacte a David García; correo: david.garcia@nrc.no; teléfono: +57 3214957209
  • El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) es una organización de ayuda que trabaja en 40 países al rededor del mundo. Lea más aquí.

Casi 10 años viviendo con el conflicto armado

El 2014 es un año que nunca se olvidará para dos pueblos indígenas en la Costa Pacífica de Colombia. Ese año, los grupos armados no estatales desplazaron forzadamente de su territorio a casi 500 personas.   

Cuando las comunidades Embera Dobida y Embera Katio fueron obligadas a huir de sus hogares, los dos pueblos decidieron vivir juntos para sobrevivir y organizarse para protegerse de manera pacífica.  

Lamentablemente, en el 2024 la población indígena cumplirá 10 años sin poder retornar porque el conflicto continúa en el territorio que dejaron atrás. 

Además, la violencia continúa afectando a estos pueblos indígenas en el territorio que ocupan hoy. Esta es su historia.  

Las huellas del conflicto armado 

Hoy, casi 740 personas viven en esta comunidad indígena, muchas en hacinamiento: en una sola casa habitan hasta 20 personas. El agua no es segura y los grupos armados hacen presencia ese territorio. 

Enfrentamientos, amenazas y restricciones a la libre movilidad impuestas por grupos armados limitan la recolección de frutas, cazar y pescar.  

Buscar alimento es peligroso porque nunca saben cuándo se encontrarán con hombres armados. 

Las familias están obligadas a vivir confinadas en su propia comunidad. 

“Hemos perdido nuestra cultura porque en el confinamiento en el que vivimos se interrumpe la práctica de las costumbres como la danza y el baile” explica Fernando*, docente indígena que teme que el conocimiento ancestral de los dos pueblos indígenas siga desapareciendo, al igual teme que el desplazamiento forzado haya divido a sus comunidades y que el confinamiento limita la forma que tienen para compartir. 

Soluciones para el bienestar comunitario 

La situación es compleja y varias organizaciones humanitarias se han comunicado con las comunidades para apoyar sus procesos locales y contribuir con su recuperación en medio del conflicto. 

Promover el acceso al agua de calidad y conocimientos para el adecuado para su consumo, mejorar las prácticas de higiene y generar alimentos dentro de la comunidad ha sido una de las prioridades. 

Además, también hemos brindamos ayuda legal para que la población exija al Gobierno y acceda a sus derechos como víctimas del conflicto armado. 

En busca del regreso

Foto: Alejandro Camelo/NRC.  Julio Asprilla del Consejo Noruego para Refugiados (NRC) y Anna Ordoñez de Alianza por la Solidaridad APS con la comunidad en jornadas de capacitación de orientación legal, decretos étnicos y gobierno propio. 

 “Llevamos casi 10 años desplazados y aún no hemos logrado retornar” cuenta Fernando, docente y secretario de la organización indígena que ha participado en los talleres de información sobre sus derechos como víctima.  

“Somos iguales como lo dice en la constitución. Yo le diría al gobierno nacional y departamental que no nos abandonen” comenta.  

“Por medio de la ayuda legal hemos logrado gestiones para nuestra reubicación y retorno a nuestro territorio” explica Fernando que espera algún día volver. 

Hoy, la misma comunidad realiza gestiones frente a entes gubernamentales. Han identificado irregularidades en la delimitación de sus resguardos y están gestionando los cambios.   

Esto les permitirá llevar a cabo un plan de retorno o reubicación a su territorio ancestral. 

Además, la comunidad también tiene mayor conocimiento sobre las leyes étnicas, la resolución de conflictos y el fortalecimiento del liderazgo femenino. 

Sembrando un nuevo comienzo 

Foto: Alejandro Camelo / NRC. Virgilio Tequia en las nuevas terrazas productivas de la comunidad.

Lejos de su tierra, los actores humanitarios también han contribuido para que los pueblos indígenas  puedan satisfacer necesidades básicas.  

“Antes nosotros sufríamos para cultivar, queríamos hacerlo, pero necesitábamos las semillas y acá casi no hay de esos productos como verduras. Con la ayuda humanitaria hemos aprendido a producir y recolectar semillas” comenta Virgilio, habitante de la comunidad. 

Foto: Alejandro Camelo / NRC. María Queragama y Virgilio Tequia. 

La familia de Virgilio y su comunidad podrán aprovechar de la instalación de una granja dotada de insumos y herramientas para la preparación de medicamentos para sus cultivos y animales.  

“Hemos aprendido sobre el cuidado de las gallinas, sobre su cría y enfermedades. Ya sabemos cómo debemos alimentarlas” comenta entusiasmado Virgilio. 

Las mujeres primero 

Foto: Alejandro Camelo / NRC. Mujeres Embera. Ceremonia y entrega de certificaciones por participación en escuela de mujeres.  

María, una mujer indígena, madre de tres niños y representante de las mujeres de la comunidad, participó en talleres que le enseñaron sobre salud menstrual, el cuidado de su cuerpo y el diseño de toallas higiénicas ecológicas: “las toallas higiénicas nos facilitan controlar el sangrado y nos permite hacer tareas que durante el periodo no podíamos hacer”, dice María que cuenta que la calidad de vida de las mujeres dentro de la comunidad mejoró. 

Foto: Alejandro Camelo/NRC.  Mujeres Embera en muestra cultural de música y danza tradicional.  

Hoy, María logró fortalecer su capacidad de liderazgo y motiva a que su comunidad mantenga vivas sus costumbres organizando grupos de danza. También organiza equipos de fútbol femenino para promover el respeto hacia las mujeres.  

Además, María y las mujeres de la comunidad impulsan reglamentos indígenas más equitativos para mitigar la violencia contra la mujer.

Agua para la vida en comunidad 

Foto: Alejandro Camelo / NRC.  Algoberdo Sintua, gobernador de la comunidad Alto Tumandó. Antiguos tanques de agua utilizados por la comunidad, reemplazados por un sistema que filtra el agua para hacerla más limpia. 

A través de las formaciones y la capacidad organizativa de la comunidad, los habitantes desarrollaron un comité de agua al que llamaron “Bania Baido Jumaraune” que significa “agua para todos” en su lengua tradicional.  

Este liderazgo les permite administrar y cuidar el sistema de distribución de agua comunitario que fue instalado con filtros de agua y tres puntos donde las familias pueden recoger agua limpia, especialmente en época de sequía.  

“Antes no nos lavábamos las manos o los alimentos y esto nos enfermaba. Ahora nuestra salud está mejor” expresa también María. 

“Antes solo las mujeres traían agua del río, ahora tenemos más facilidad y los hombres también estamos llevando agua a nuestra casa” comenta Algoberdo, integrante del comité de agua que ha visto cómo se transforma su comunidad. 

Foto: Alejandro Camelo / NRC.  Los trabajadores humanitarios Yan Palacios y David Salas de NRC analizan la calidad de agua de la comunidad. 

Aliados para asistir 

Como estos pueblos, muchas personas siguen siendo afectadas por el conflicto armado en Colombia. Por esto, las tres organizaciones humanitarias Alianza por la Solidaridad, Acción contra el Hambre y Consejo Noruego para Refugiados nos unimos en el Consorcio MIRE+ con la financiación de la Agencia Suiza para el Desarrollo (COSUDE), la Cooperación Española (AECID) y la Unión Europea (ECHO). Juntas acompañamos a las comunidades afectadas por el conflicto armado en su camino hacia la recuperación.  

*Nombres ajustados por protección.   

 

No hay educación, no hay paz: El conflicto armado y la educación en Colombia.

Imagina que tienes nueve años y vives en un territorio rodeado de montañas, ríos y animales. Eres parte de una comunidad ancestral que cuida la tierra que les provee alimento y sustento. De lunes a viernes te levantas con ánimo para recorrer el camino con tus amigos y amigas hacia la escuela. La vida es rural.

Una mañana, te alistas para ir a clase  como de costumbre. Te levantas temprano, organizas tus cuadernos y emprendes el camino. Es un día normal, vas sin prisas y con ganas de aprender. Las actividades académicas comienzan sin ningún problema. El día está soleado.

Tú y tus compañeros están en clase cuando, de manera inesperada, escuchan una explosión y muchos disparos. Todos se esconden debajo de los pupitres y algunos empiezan a llorar; la situación parece cada vez más difícil, pues dos grupos armados se enfrentan a las afueras de la escuela. Los disparos se escuchan cada vez más cerca. Las balas impactan en los techos. El miedo atrapa a cada una de las personas en el salón de clases y no terminas de entender qué está sucediendo. 

Cuando se producen atentados o explosiones cerca de las escuelas, la educación se suspende temporal o indefinidamente. Ilustración: Elegante/NRC

En medio de la situación, tu profesora hace su mayor esfuerzo para proteger y cuidar de todos los estudiantes. La decisión más sensata es que todos se queden refugiados en la escuela, salir representa un peligro mortal. Todo queda paralizado en un instante. Te ves obligado a refugiarte con tus amigas y amigos en los salones de clase, mientras los maestros intentan calmarlos en medio de la confusión y el miedo. 

La situación se vuelve tensa. Los enfrentamientos armados continúan durante horas, prolongándose hasta el día siguiente. Durante todo ese tiempo, la angustia se siente en el aire. No puedes dormir, no puedes irte a tu casa a encontrarte con tu familia. Estás atrapado. La educación ha sido atacada.

Tú y tus compañeros viven momentos de miedo e incertidumbre. Algunos permanecen en silencio, impactados por la situación, mientras que otros no pueden contener las lágrimas por un largo rato.

Cuando la educación se suspende como consecuencia de un conflicto, la esperanza de los niños de un futuro mejor queda en el limbo. Ilustración: Elegante/NRC.

En la escuela hay veinticinco niños confinados y ahí estás tú, mientras que en una escuela cercana hay otros treinta y cuatro niños que enfrentan la misma situación. Tienen entre cinco y once años. Llevan varios días encerrados y la comida es escasa. Duermen en el suelo y comienzan a enfermarse por las condiciones del confinamiento.

La violencia obliga a las comunidades a tomar medidas drásticas. Tu familia abandona su hogar para refugiarse contigo en la escuela. Afortunadamente ellas llevan algunos alimentos para ti y tus compañeros de clase. Después de cuatro días de confinamiento en la escuela, las familias son trasladadas a un refugio donde permanecen durante veinte días más. La decisión de reunirlos a todos en un mismo lugar es parte de un plan para proteger a las comunidades de los enfrentamientos armados que persisten en las cercanías. Te sientes cansado de ir de un lugar a otro, de llevar más de un mes sin poder estudiar. Tú y tu familia se sienten abandonados lejos del hogar.

Las sedes escolares sufren daños, con techos deteriorados y aulas afectadas por los disparos, la educación se interrumpe indefinidamente. La falta de seguridad ha transformado tu escuela en un lugar de paso del conflicto armado. Tus actividades cotidianas se suspenden y tus ansias de aprender son arruinadas.

Video animado: Elegante / NRC


  • Hoy en día, los actores armados siguen afectando la educación en Colombia. El Consejo Noruego para Refugiados hace un llamado a respetar la educación y a dejar a estudiantes y trabajadores educativos por fuera del conflicto armado.
  • Esta historia está inspirada en hechos reales ocurridos en mayo de 2023 en el occidente de Colombia.
  • Miles de niños y niñas en Colombia no pueden estudiar como consecuencia del conflicto armado. Es urgente que el Gobierno implemente la Declaración de Escuelas Seguras.
  • Este trabajo fue financiado por USAID a través de la oficina de Asistencia Humanitaria (BHA, por sus siglas en inglés).


“Cuando se ataca una escuela, se atacan todos los derechos de la infancia”

Organizaciones que trabajan por derechos de la niñez piden cesar ataques y amenazas contra escuelas, estudiantes y personal docente.

  • El Consejo Noruego para Refugiados (NRC, por su nombre en inglés), Save the Children, la Corporación Infancia y Desarrollo (LA CID) y UNICEF reiteran la importancia de este tema en la conmemoración del Día Internacional para Proteger a la Educación de Ataques, este 9 de septiembre: solicitan que se acelere por todas las partes la implementación de los compromisos acordados en la Declaración sobre Escuelas Seguras.
  • Según Informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre niñez y conflictos armados, en Colombia en 2022 se verificaron 22 ataques y amenazas contra escuelas y maestros, atribuidos a grupos armados, mientras diez escuelas fueron utilizadas con fines militares por las distintas partes en el conflicto. 
  • El Reporte semestral de NRC revela que entre enero y junio cerca de 7.500 estudiantes y trabajadores de sedes educativas han sido afectados por ataques contra la educación en ocho departamentos de Colombia.

Bogotá, D.C, 8 de septiembre de 2023.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional para Proteger la Educación de Ataques, organizaciones que trabajan por los derechos de la infancia reiteran la necesidad de que las escuelas en Colombia sean lugares protectores y seguros para niñas, niños, adolescentes, docentes y la comunidad educativa en general. Asimismo, solicitan de manera urgente que se pongan en práctica los compromisosacordados en la Declaración de Escuelas Seguras a la que se han adherido 118 países, incluida Colombia.

La Declaración de Escuelas Seguras, firmada por Colombia en diciembre de 2022, establece compromisos como la prevención del uso militar de las escuelas y universidades, la recopilación de datos y el fomento de respuestas ante ataques a establecimientos educativos, sus estudiantes y profesores. Asimismo, llama a fortalecer el rol de protección que tiene la educación durante conflictos armados y asegurar la continuidad educativa en estas situaciones, entre otras. También llama al Estado a investigar y juzgar debidamente a los responsables de ataques o usos militares a esta infraestructura.

El Consejo Noruego para Refugiados, Save the Children, La CID y UNICEF aseguran que todos los ataques que se produzcan contra las escuelas en Colombia y el mundo atentan contra el acceso al derecho fundamental de la educación, al igual que a otros derechos de la infancia como la protección, nutrición, la participación, el desarrollo de su personalidad, de sus capacidades y aptitudes, recreación, entre otros.

“Lo más importante en la reconstrucción de la paz es sacar a los niños y los espacios educativos del conflicto. Más que un llamado es una súplica para que al menos nuestros niños puedan tener tranquilidad en sus espacios de aprendizaje”, aseguró una autoridad educativa del Cauca. 

Todas las partes en conflicto deben garantizar que la niñez y adolescencia tengan entornos seguros, sin presencia de actores armados, que no sean reclutados y/o utilizados ni víctimas de otras graves violaciones como violencia sexual, secuestro, asesinato y mutilaciones, o accidentes con artefactos explosivos.

El más reciente informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre niñez y conflictos armados puso de relieve esta situación en Colombia, al establecer que en 2022 se verificaron 22 ataques y amenazas contra escuelas y maestros, atribuidos a grupos armados. Asimismo, el informe estableció que 10 escuelas fueron utilizadas con fines militares por las distintas partes en el conflicto durante 2022.

Las organizaciones que trabajan por los derechos de la infancia reiteran su compromiso en cooperar con el gobierno nacional y otros actores estratégicos, para apoyar la implementación de la Declaración sobre Escuelas Seguras en Colombia.

El reporte semestral de Escuelas Seguras del Consejo Noruego para Refugiados encontró que en 2023, cerca de 7.500 personas fueron afectadas por eventos ocurridos en instituciones o en camino a las escuelas, de estos 7.026 fueron niños y niñas en 8 departamentos del país. Estas cifras representan un incremento del 18% frente a los casos reportados en el mismo periodo de 2022.

Las organizaciones que trabajan por la infancia reiteran su llamado para que el tema de la niñez -incluyendo el reclutamiento y uso de niños y niñas, la violencia sexual, así como los ataques a escuelas y a la comunidad educativa- sea de discusión prioritaria dentro de los procesos de paz que ahora se adelantan con los diversos grupos armados. En particular para que dentro de verificación del cese al fuego se priorice las graves violaciones a los derechos de la niñez, se tenga en cuenta la voz de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en los espacios de participación previstos por las negociaciones.

Nota para los editores

Acerca del Consejo Noruego para Refugiados (NRC)

Trabajamos con la población que se ve obligada a huir de sus hogares, incluyendo niños, niñas y adolescentes. Somos una organización no gubernamental internacional, independiente, humanitaria, sin ánimo de lucro, establecida en 1946. Respondemos durante situaciones de conflicto armado y nos comprometemos en otros contextos donde nuestras competencias provean un valor añadido. Estamos presentes en más de 35 países alrededor del mundo.

Contactos de prensa NRC Colombia

  • Ana Milena Ayala, Oficial de comunicación
  • Teléfono: 322 947 0697
  • Correo electrónico: ana.ayala@nrc.no
  • +57 3232746021

Cauca: no más ataques contra la educación

Más de 380 estudiantes fueron obligados a suspender indefinidamente las clases como consecuencia del conflicto armado en la Institución Educativa Técnica Agrícola, sede María Inmaculada en el municipio de Suárez. La educación para todos los niños y las niñas en Cauca y en el país solo se hará realidad si todos los actores armados respetan los salones de clase.

“Lo más importante en la reconstrucción de la paz es sacar a los niños y los espacios educativos del conflicto. Más que un llamado es una súplica para que al menos nuestros niños puedan tener tranquilidad en sus espacios de aprendizaje”, nos dijo una autoridad educativa en el Cauca.

El conflicto en Colombia sigue siendo un obstáculo para la educación.

Según datos del Consejo Noruego para Refugiados, cerca de 5.600 niños, niñas y trabajadores de centros o instituciones educativas en el país han tenido que suspender temporal o indefinidamente las clases como consecuencias de ataques contra la educación en el primer semestre del año 2023.

Norte Santander, Chocó, Arauca, Nariño, Bolívar y Cauca son los seis departamentos más afectados por ataques a la educación en el 2023.

La educación tiene que proporcionar esperanza para el futuro, especialmente en un país donde el conflicto continúa. «La educación es clave para lograr la paz en el país. Especialmente en las áreas rurales, más y mejor educación, proporciona mayor seguridad a la comunidad y una menor probabilidad de conflicto», dijo Giovanni Rizzo, director del Consejo Noruego para Refugiados (NRC).

Cilindros bomba, combates armados, reclutamientos forzados, asesinatos y minas antipersonal son descritos por estudiantes y profesores como las principales razones para la suspensión de las clases.

Adicionalmente, hoy cerca de 25 de cada 100 personas afectadas en eventos de desplazamientos masivos y confinamientos son niños y niñas. Ellas y ellos también han sido obligados a abandonar su educación.

Transformar el clima de inseguridad es posible. “El Gobierno colombiano debe implementar la Declaración de Escuelas Seguras. Las autoridades educativas deben seguir escuchando lo que necesitan los estudiantes y garantizar que los niños y niñas estén seguros en la escuela», afirmó Rizzo.


Nota para los editores

  • Colombia continúa en la lista de los 5 países con el mayor número de desplazados en el mundo.
  • Colombia es la tercera crisis humanitaria más desatendida en el mundo, según el Consejo Noruego para Refugiados (NRC).
  • Para más información contacte a Ana Milena Ayala; correo: ana.ayala@nrc.no; teléfono: +57 3232746021
  • El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) es una organización de ayuda que trabaja en 40 países al rededor del mundo. Lea más aquí.

Nota de pesar

Hacemos un llamado por el respeto de los derechos humanos de la población y nos sumamos al llamado colectivo por la convivencia pacífica en #Manta y en #Ecuador.

La búsqueda de protección: Una instantánea de los marcos jurídicos de protección en América Latina

La región de América Latina está enfrentando varias emergencias complejas, incluyendo los impactos internos y regionales de la crisis en Venezuela, las consecuencias humanitarias de la reactivación del conflicto armado en Colombia, los altos niveles persistentes de violencia generalizada en Centroamérica, México o Haití y los impactos adversos del cambio climático. Como consecuencia las cifras de desplazamiento forzado se han incrementado en la región. Así mismo, estamos siendo testigos viendo un número sin precedentes de refugiados y migrantes en movimiento por toda la región en busca de protección.

Aunque varios países latinoamericanos son reconocidos por sus leyes y políticas progresistas y humanas en materia de refugiados, su aplicación puede ser más coherente y lamentablemente, a menudo, es difícil acceder a la protección. NRC ha analizado el marco legal de protección en varios países latinoamericanos para identificar los principales desafíos en materia de protección y ha identificado una serie de ellos que se aplican en toda la región:

  • Evaluaciones de solicitudes de asilo incoherentes y discriminatorias
  • Dificultades para acceder a los regímenes de protección complementaria debido a la irregularidad de los medios de llegada.
  • Prolongados procedimientos de determinación de la condición de refugiado y ausencia general de vías legales de migración accesibles
  • Limitaciones o prohibiciones de oportunidades laborales a las personas en trámite de la determinación del estatuto de refugiado.
  • Escasa atención a las necesidades adicionales de protección de los grupos más vulnerables, incluidos los niños y niñas.

NRC espera que este informe pueda ayudar a informar mejor las estrategias de respuesta nacionales, regionales e internacionales y a promover la necesidad de un mayor apoyo a los gobiernos regionales que responden a los dinámicos flujos migratorios y al creciente número de personas afectadas por el desplazamiento. Las recomendaciones del informe sugieren medidas que pueden adoptarse para mejorar los resultados positivos de la protección de los refugiados y los migrantes en toda la región.

Cinco cosas que debería saber sobre el confinamiento en Colombia

Hoy hay más personas confinadas que nunca, cientos de miles necesitan ayuda y brindar asistencia humanitaria es cada vez más difícil para los trabajadores humanitarios.

En promedio, cada tres días las organizaciones humanitarias reportaron un evento que limitó su acceso o entrega de asistencia humanitaria en el 2022.

La situación en el 2023 no es mejor.

Esto es lo que debes saber sobre el confinamiento en el contexto del conflicto armado en Colombia:

1.El confinamiento es una estrategia del conflicto

El confinamiento es una estrategia utilizada por actores armados no estatales para ejercer control. Quien controla la población, controla el territorio y las economías ilícitas. Las amenazas, la utilización de minas antipersonal, los homicidios, la violencia sexual, la violencia armada y la imposición de horarios para que la población se quede en sus hogares tienen como finalidad restringir la movilidad de las poblaciones.

Una comunidad confinada es una comunidad atrapada que es obligada a permanecer en su casa o territorio.

“Los grupos armados imponen reglas como: no se puede salir, no se puede usar ese camino, por aquí no se permite el paso de nadie. Estamos atrapados”, dice Cecil, un maestro indígena en la región del Pacífico de Colombia. Foto: Laboratorio Elegante/NRC

2. Récord de personas obligadas a confinarse

Hoy, hay cerca de 20.000 personas que permanecen confinadas.
Durante 2022, el confinamiento superó las cifras históricas de víctimas de los últimos 10 años debido a las disputas entre actores armados por el mayor control sobre territorios de acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

Después de la firma del acuerdo de paz, los eventos de confinamiento se incrementaron, el año 2022 fue el peor de todos; cerca de 110.000 personas fueron obligadas a confinarse. Este aumento se explica porque los actores armados siguen luchando por el control de territorios.

Desde 2017, hasta diciembre de 2022, OCHA ha reportado cerca de 200 eventos de confinamiento.

3. El confinamiento y la lucha por la sobrevivencia

Cuando las comunidades son confinadas sólo pueden sobrevivir con lo que tienen en sus hogares. Los pocos alimentos se agotan rápido.

Mujeres, hombres y niños son obligados a permanecer indefinidamente en sus viviendas sin posibilidades de prepararse para la emergencia. Las comunidades no pueden realizar las actividades necesarias para su subsistencia, como pescar, cazar, cultivar, ni dedicarse a actividades económicas como la minería o la extracción de madera.

Los niños, niñas y adolescentes son afectados porque se les impide acceder a clases presenciales, lo que dificulta sus procesos de aprendizaje. Para la Agencia de la ONU para los Refugiados, la amenaza a la seguridad alimentaria por el bloqueo de alimentos y provisiones a los poblados y la restricción de acceso a los campos de cultivo y centros de acopio significa la imposición de condiciones de exterminio a una población.

4. El temor que silencia a la población

Los eventos de confinamiento se pueden producir de manera silenciosa. Muchas comunidades no hablan de lo que les sucede por temor —como consecuencia de las amenazas—. Además de las limitaciones a la movilidad, se restringen los recursos para satisfacer las necesidades básicas de los civiles.

En ocasiones las comunidades solo tienen dos opciones, callar o sufrir las consecuencias de las amenazas de los actores armados.

5. Indígenas y afrocolombianas: las poblaciones más afectadas.

Los confinamientos se concentran desproporcionalmente y siguen en aumento en los departamentos de Chocó, Valle del Cauca y Nariño, donde habitan principalmente poblaciones indígenas y comunidades afrocolombianas.

El departamento del Chocó concentra más de la mitad de los eventos por confinamiento en todo el país. En este departamento se han registrado 107 eventos entre enero de 2017 y diciembre de 2022 (OCHA).
En este departamento se han registrado 107 eventos entre enero de 2017 y diciembre de 2022 (OCHA). En ese mismo periodo, el 68% de los eventos reportados afectaron a una comunidad étnica. 144.000 indígenas y 64.838 afrocolombianos se vieron obligados a permanecer en sus lugares de vivienda por la presión de los grupos armados.

Los municipios más afectados en el país fueron Alto Baudó y Bojayá en Chocó y Buenaventura, en Valle del Cauca.


El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés) hace un llamado al gobierno colombiano y a los grupos armados para que acuerden el fin de la práctica de los actores no estatales de confinar a comunidades enteras en sus hogares o territorios, restringiendo su acceso a la atención médica, educación y limitando su capacidad para vivir. encontrar trabajo.

Hechos y datos:

  • Durante los tres primeros meses de 2023, más de 18.000 personas se han visto obligadas a permanecer en sus hogares o territorios. Muchos siguen atrapados, sin alimentos ni acceso a servicios de salud. Los niños no pueden asistir a la escuela y su educación está en peligro.
  • En 2022, alrededor de 2,6 millones de personas se vieron afectadas por 192  eventos que restringieron su movilidad y limitaron su acceso a bienes, servicios o derechos.
  • Entre 2017 y 2022, más de 30.000 niños se vieron afectados por confinamientos que les impedían asistir a la escuela o continuar con sus estudios.
  • Entre enero y noviembre de 2022, hubo 133 eventos que restringieron la movilidad de las organizaciones de ayuda humanitaria, limitando el acceso humanitario a 36.200  personas.

Derechos Respetados y Personas Protegidas